sábado, 11 de junio de 2011

De la Ley a la Ley


No seré yo quien diga que el sistema de gobierno nacido de la Transición Política Española no tenga fallos. Nuestra Constitución, con el modelo de organización por autonomías o la forma de elección de los órganos superiores del poder judicial, o nuestro sistema electoral, o ciertos privilegios que tienen nuestros políticos…, hacen que nuestra democracia haga agua por varios sitios. Aun así, aquello, en mi opinión, fue todo un éxito. Ojalá, como me gusta repetir, nuestros políticos actuales tuvieran la mitad de valentía que tuvieron aquéllos; otro gallo nos cantaría y ya tendríamos tapadas esas vías de agua desde hace años.

Muchos han dado razones (la mayoría ciertas) del porqué de aquel éxito: Desde los que afirman que lo fundamental fue la figura del Rey o la de Adolfo Suárez, a los que resaltan que lo importante estuvo en la generosidad de los procuradores franquistas haciéndose el "harakiri político", o los que le dan el mayor protagonismo a la madurez del pueblo español, etc., etc. Yo, estando de acuerdo con todos esos argumentos, sin embargo, cada vez que pienso en la Transición y en su éxito me viene a la mente una frase que creo que fue su guía y que, como no podía ser de otra manera, la pronunció y llevó a cabo D. Torcuato Fernández Miranda: “De la Ley a la Ley a través de la Ley”. De esta forma, sorprendentemente para todo el mundo, se pasó de un régimen de dictadura autoritaria que llevaba 38 años instalado a uno democrático en sólo tres años… sin guerra civil y sin ningún enfrentamiento serio entre españoles.

Ahora, treinta y tantos años después, un grupo muy heterogéneo de personas que se autodenominan “Democracia Real Ya” o “Movimiento del 15M” quiere, basándose principalmente en unas ideas de izquierda algo trasnochadas, imponer algo así como una “regeneración democrática”, o al menos, así lo llaman. Para eso, organizan manifestaciones, concentraciones o acampadas claramente ilegales al no tener (ni siquiera pedir) el permiso de la autoridad competente necesaria cuando, como es lógico, se altera el normal orden público. También intentan, recordando a aquel Teniente Coronel de bigote, entrar por la fuerza en el Congreso de los Diputados, o acceder violentamente a la sede de la CEOE o, últimamente, protestar ante las puertas de los Ayuntamientos al grito de “no nos representan”; arrogándose ellos, eso sí, no sé qué representación nacida, a lo sumo, de un apoyo de un 0,1% de la población en unas redes sociales de internet con fines más lúdicos que de otra cosa.

No creo, sin entrar en sus razones o fines, que pudieran tener en algunos casos buena intención, que sea el camino adecuado.

En realidad, hay países con diferentes niveles de democracia y, posiblemente en todos se puede y se debe avanzar en un mayor desarrollo de ésta. Para ello, en España también por supuesto, seguro que será necesario que la población “empuje” a unos políticos más bien acomodados en este statu quo y claramente con pocas ganas de “regeneraciones”; pero esto debe discurrir bajo unos cauces estrictamente legales si de verdad se quiere progresar y no volver a siglos pretéritos donde todo acababa con la guillotina o el paredón. Está claro que hoy en día para que de verdad exista democracia, en el nivel que sea, debe existir una condición sine qua nom que no es, para mí, aquello del voto, sino el imperio la Ley por encima de todo.

Señores de la “Democracia Real Ya”, desde mi modestia, sólo les quiero mandar un mensaje: Reflexionen sobre aquello que nos dice el conocido refrán de “consejos vendo y para mí no tengo”.

jueves, 2 de junio de 2011

Yo creo en la política de principios, no en la política de estrategias

Hace tiempo que diversos amigos me han solido rebatir mis ideas para la "política inmediata", la del día a día, con argumentos del tipo de que ahora no es el momento, de que no conviene electoralmente al partido que sea, etc., etc.


Es cierto que algunas veces el "arriolismo" le puede venir bien a un político para no tener desgaste, porque el ser sincero simplemente opinando o advirtiendo qué haría si llega al poder le puede hacer perder votantes.



Eso, quizás, ha pensado Rajoy con el tema del 11M, o el tema de Bildu (en el que ha pasado de puntillas), etc. y creo que cosas parecidas son las que piensan la mayoría de los políticos



Yo, sin embargo, cada vez estoy más cansado de que se actúe en la Oposición o en el Gobierno - da igual- no por el bien común, sino por la influencia que las decisiones tomadas u opiniones vertidas puedan tener en las siguientes elecciones.



Mi idea es de que los políticos se mueven, principalmente, por unos fines electorales, por aquello que les puede venir bien para que los electores les voten; algo que, la mayoría de las veces no suele coincidir, desgraciadamente, con lo que en realidad les conviene.



Es más fácil darles a los niños las chucherías que piden a lágrima viva para que estén contentos, que explicarles y convencerles de que lo que en realidad les conviene es una buena ración de verduras.



Y pensando en esto, mira por dónde me encuentro con la frase que da título a esta entrada... ¡coño, esto es lo que yo pienso pero bien expresado! y ¿saben quién la ha dicho? ¡Pues María San Gil! (la verdad es que pocas personas relacionadas con la política -por no decir ninguna- podrían ser) (1)



Tras esto recuerdo, con cariño y con más motivo ahora, la frase que escribí en algún foro cuando fue "defenestrada" de la dirección del PP vasco: Donde esté políticamente María San Gil allí estará Antonio M