domingo, 11 de mayo de 2014

Moción de censura en Extremadura (micrófono oculto en el despacho de Rubalcaba)




- Alfredo: Guillermo, te he mandado llamar para que realices una acción en el parlamento de Extremadura. Tú, la verdad, estás ya más amortizado que Di Estéfano, así que necesito que te hagas el "harakiri" político en favor del partido. Después, ya sabes... no te faltará un carguito en una buena empresa para trabajar una hora al mes y cobrar 30.000 € del ala.

- Guillermo: Pues tú diras...

- Alfredo: Necesito que un poco antes de las elecciones al Parlamento Europeo plantees una moción de censura.

- Gillermo: ¡No jodas! Pero si ya no me apoyan ni los del PREX-CREX que fueron en nuestras listas... y los de IU...¡¿qué quieres que te diga?! no me pueden ni ver. Antes apoyan a la Falange que a mí. Una cosa es hacerse el "harakiri" que se hace con honor y otra esto, que es hacer un ridículo espantoso

- Alfredo: ¿Tú quieres acabar como Ibarra o como Redondo Terreros? Pues, no te queda otra si quieres vivir del cuento el resto de tu vida sin tener que hacer más autopsias, que debe ser muy desagradable.

Mira, Guillermo, hay un grupo de gente que nos ha calado ya tanto al clan de Mariano como al nuestro y se nos pueden escapar demasiadas ovejas del redil. La mayoría de los nuestros se quieren ir con los de IU y eso hay que cortarlo...¡no podemos perder más escaños ni en las europeas ni en las generales... ni en ninguna! Por un lado perderíamos poltronas para colocar a nuestros adláteres y por otro tendríamos a muchos sin sitio... y cada vez caben menos en empresas públicas y "amigas".

Necesitamos hacer ver a la gente, con esta moción, que IU sigue apoyando a los del PP... y recordar aquello de que son amigos de los "fachas", de los de Aznar el amigo de Busch, de los que apoyaron la guerra de Irak, de los de Bárcenas...vamos, los franquistas de toda la vida. Ya... ya sé que tú empezaste en AP con Fraga, ministro importante de Franco, pero de eso no se acuerda nadie ni nadie lo hace recordar, nuestro "dinero" nos cuesta tener controlados a los medios de comunicación.

Así que, hala, a presentar la moción y una vez pierdas las siguientes elecciones, pásate por aquí (aunque no esté ya yo) que habrá un silloncito, una moqueta y un coche oficial o de empresa preparados para ti.

Guillermo: "¡S´órdenes!"

sábado, 4 de mayo de 2013

El pacto estuvo las urnas



Nadie me negará que cuantas más personas se adhieran a un pacto de actuación en cualquier grupo, mejor será y, sobre todo más democrático. Un pacto será más representativo y cumplirá mejor su función en relación con el porcentaje de individuos que se unan o lo apoyen; es de cajón.

Pues bien, como quiera que en una país democrático el sujeto de derechos es el ciudadano y el voto al que tiene derecho es la unidad de medida, mientras más votos consiga cualquier propuesta, más consensuada estará; esto también es de 1º de columpios.

Y viene a cuento porque, como siempre cuando no están  en el poder, a los socialistas no les gusta que el Gobierno actúe; no aceptan nunca la derrota y quieren intervenir en la acción del gobierno como sea, bien intentando golpes de Estado como en el 34 o tras el 11M, bien movilizando a sus allegados para que pidan un cambio de sistema, o bien, ahora, pidiendo meter las narices en la acción de gobierno con un gran pacto.

Por supuesto, enseguida, intentando recuperar parte del poco prestigio que le quedaba antes de sus últimos "affaires", la Corona se ha unido a esta idea, queriendo restablecer relaciones con los que precisamente más abogan por la república. Allá el. Acepto como principio que la Jefatura de Estado haga algo más que presidir desfiles, sobre todo cuando la situación del país es tan dramática, pero no es ése el camino, majestad.

Y es que, volviendo al argumento de inicio, un programa de gobierno que presentó el PP hace poco más de un año, tuvo un apoyo de 10.830.693 electores, mayoría absoluta. ¿Quiere alguien más CONSENSO y mayor PACTO?

Pues déjense de historias para que no vayamos a aquello que dijo Napoleón de que "si quieres  que algo no se resuelva crea una comisión" y cumplan el programa electoral que la mayoría de los españoles votó, que es el único contrato válido entre el pueblo soberano y el gobierno y en el que, dicho sea de paso y como final, se hablaba de una bajada de impuestos, Sr. Rajoy.


martes, 12 de febrero de 2013

El deber de Rajoy




Tengo la costumbre de ir al cine con cierta frecuencia, es un arte que admiro y que me divierte y, aunque parezca una perogrullada, me gusta ver la película por la que he pagado y cuya entrada me han entregado en taquilla. Supongo que si algún día, después de acceder a la sala, no se pudiera proyectar la película elegida por mí y tuvieran que ofrecerme otra, aunque fuera de mayor calidad cinematográfica,  me darían la opción de abandonar la sala devolviéndome el importe pagado. Sería lo justo y tan de cajón, que no creo que nadie lo ponga en duda.

Pues bien, en el día de hoy nos dice nuestro Presidente de Gobierno que reconoce que no ha cumplido sus promesas electorales pero que ha cumplido con su deber…¡toma ya! No sé qué sustancia habrá ingerido D. Mariano para decir tamaña estupidez  sin ni siquiera sonrojarse, una tontería que supone componer la cuadratura del círculo del engaño político. Y es que, Sr. Rajoy, parece mentira que usted ignore, o quiera ignorar que el primer deber (y casi único, diría yo)  que tiene un político elegido por los ciudadanos es cumplir con su promesas electorales. Y si no puede o no quiere cumplirlas, y cree que es necesario proyectar otra película diferente a la que en su día prometió a los que le compraron la entrada introduciendo una papeleta en una urna, se les da la posibilidad de devolverles el dinero a los  que quieran salirse de la sala. Y eso, Sr. Presidente, consiste en convocar nuevas elecciones diciendo: “señores, este programa electoral por el que me han elegido no se puede cumplir, el que yo entiendo que se debe hacer es este otro por estos motivos… vuelvan ustedes a depositar la confianza en mí si lo estiman oportuno”.

Claro que entonces, quizás tendríamos un amago de sistema democrático y no un “trágala partitocrático”  como el que se ve que lucimos.

Y por si alguna persona de una nación desarrollada leyera este blog y no se creyera lo que digo, aquí dejo la prueba:





domingo, 3 de febrero de 2013

El indulto prevaricado




Según el artículo 62 de nuestra Constitución, corresponde al Rey ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley. Es lo que conocemos por indulto, una medida de perdón de carácter excepcional, consistente en la remisión total o parcial de la pena a un condenado por sentencia firme, que otorga S.M., a propuesta del Ministro de Justicia, previa deliberación del Consejo de Ministros.

Parece, a todas luces, una medida extraordinaria para evitar las injusticias que, al resultar humanamente imposible tener unas leyes perfectas en toda la infinidad de casos posibles, pudiera cometer nuestro sistema judicial. Como suele dibujarse, la justicia debe ser ciega y actuar conforme a la estricta literalidad de la ley, sin prejuicios, ni ideología, ni opiniones subjetivas del juez. Eso quizás en algún caso pueda provocar sentencias legalmente perfectas pero injustas.

En este sentido; aun con el riesgo de que sirva en ocasiones para salvar de la cárcel a los amigos del Gobierno, provocando escándalos como la puesta en libertad del conductor homicida atendido por el bufete del hijo del Ministros de Justicia, cuyos efectos han intentado limpiar dando bombo y platillo a otro indulto de una pobre madre que usó una tarjeta de crédito encontrada en la calle para comprar pañales y comida para sus hijas; puede parecer entendible a ojos del ciudadano el que exista una medida así.

Ahora bien, si un indulto sirve para corregir un fallo que pueda tener la ley por algún resquicio, entiendo, desde mi ignorancia en materia legal, que debería ser obligatorio, tras otorgar una medida de gracia, realizar una reforma en la ley; para subsanar posibles errores futuros.

Pongamos el caso de la madre perdonada (el del kamikaze homicida no hay por donde cogerlo salvo si utilizamos el término, no sé si utilizable para un Ministro de Justicia en un caso así, de prevaricación): Tras el indulto, el Consejo de Ministros debería proponer una reforma en el Código Penal en la cual se haga constar, para el delito de robo o hurto o similar, un atenuante suficientemente importante que evite la pena de cárcel a quien cometa un robo necesario para el mantenimiento de los hijos… o como legalmente deba redactarse. De este modo, con esta obligación, primero, evitaremos en parte que se repitan perdones con prevaricación como el del conductor homicida (a ver qué reforma iba a atreverse a redactar Gallardón), y segundo, conseguiremos que en un futuro un caso similar como el de la madre comentada se resuelva en una primera instancia ahorrando disgustos a ella y a su familia y costes al erario público.

Si esto hubiera sido así desde inicios de la democracia, al menos nos hubiéramos reído al leer la reforma de la Ley que hubiera tenido que redactar el Gobierno de Aznar cuando (obedeciendo al Rey, según mi opinión) indultó a Vera y Barrionuevo. Eso sí que sería aquello de la imaginación al poder…



martes, 1 de enero de 2013

Los sueldos de los políticos


Siempre he defendido la idea, poco popular en estos momentos lo reconozco, de que los sueldos de los políticos, sobre todo los de alto y medio nivel nacional o autonómico, son una auténtica miseria. Que el salario anual del Presidente del Gobierno sea poco más de 78.000 € me parece una verdadera ridiculez... mi jefe, por ejemplo,  que es un cargo intermedio de una empresa media de carácter nacional, gana más; y seguro que en mi pequeña ciudad hay más de 100 personas que ganan más que eso.


No veo yo a una multinacional más o menos importante ofreciendo ese salario a su Consejero Delegado en España, por poner un ejemplo: Seguro que sabe que, si quiere tener a uno de los mejores, tiene que pagar mucho más. Y no quiero detenerme mucho en el asunto de los deportistas profesionales, sólo con afirmar que Messi, con sus 15 millones netos anuales, gana en dos días más que Rajoy en un año, deja clara la situación.


¿Queremos de verdad tener buenos políticos o seguir con esta demagogia que hace que podamos tener ministros sin una licenciatura universitaria o sin ninguna experiencia profesional de éxito en al empresa privada? ¿Queremos seguir con esto que sólo sirve para que se busquen su mamandurria complementaria a base de "mordidas", "extrasueldos", comisiones, jubilaciones de oro, etc. etc.? ¿O queremos pagar un magnífico sueldo a nuestros políticos (sólo mientras realizan su labor) para tener a los mejores pero con unas leyes duras para que a quien se le pille con un euro en el bolsillo que no sea suyo acabe en la cárcel por un largo periodo, con pérdida de sus bienes y bajo el escarnio público?

Del modo actual, es normal que cuando más de 500.000 € firmas hayan pedido que se eliminen ciertas prebendas a los políticos cesados, se revuelvan como un miura enojado y se acojan, para no aceptarlo ni a trámite por si acaso, al artículo 72 de la Constitución, que dice:

 "Las Cámaras establecen sus propios Reglamentos, aprueban autónomamente sus presupuestos y, de común acuerdo, regulan el Estatuto del Personal de las Cortes Generales"

Cuando parece claro que debería prevalecer el 87.3 pues no es asunto que afecte a ninguna de las materias que en él se citan: 

"Una ley orgánica regulará las formas de ejercicio y requisitos de la iniciativa popular para la presentación de proposiciones de ley. En todo caso, se exigirán no menos de 500.000 firmas acreditadas. No procederá dicha iniciativa en materias propias de ley orgánica, tributarias o de carácter internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia."





Demos al César lo que es del César; pues no hay nada como tener un buen gestor para que resulte rentable a una empresa. Y no hay nada mejor que un gerente bien pagado para, si como ahora es preciso, reducir los gastos internos.

Es que, como diría mi abuela, miramos la peseta y tiramos el duro.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Ser necesario




En cierta ocasión, en los albores de mi etapa en el mundo laboral, me dijo un jefe algo así como que nadie es imprescindible, pero que tienes que ser (o al menos parecer) necesario. Si tu función en la empresa no se ve como tal, lo mejor que te puede pasar es que te cambien de labor; lo peor, que te den la carta de despido. Y es que nadie, y menos un buen empresario, quiere gastarse dinero en algo que no le  sirve para nada, ya sea un trabajador o un cañón sin agujero (que diría el añorado Gila). Y mucho menos si la situación de la empresa es crítica.

Viene esto a cuento por el discurso inane que el día de Nochebuena nos leyó gracias al “pronter”, con cambios de cámara tan acordados como poco naturales, S.M. el Rey D. Juan Carlos. Y es que, si desde hace algunos años ya habíamos detectado que la labor que realizaba era bastante innecesaria por vana, en estos momentos en que la situación económica sólo es una anécdota temporal comparada con la desintegración de la nación, resulta repulsiva por inactiva.

Es como el médico al que vas con un tumor y que tras auscultarte te dice, como de pasada y en menos de 8 minutos, que te cuides el resfriado que traes, que te tienes que abrigar y que mucho ánimo. Un médico al que, por cierto, le pagas una buena “iguala” anual.

No, Majestad, al menos desde el 73, con los últimos estertores del régimen franquista, hasta el 81, con el 23 F, fue o pareció necesario; ahora, ni para posar para una foto parece que lo necesitemos. Actúe, o deje al Heredero, o deje paso a la República, pero que desde la Jefatura de Estado se haga, eso que dijo con tanto énfasis: "Política con mayúsculas".


sábado, 3 de noviembre de 2012

Escrito está



Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó:
–Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
    Jesús le contestó:
–¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? (Lc 10, 25-26)

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No hay como presentar hechos objetivos  para rebatir opiniones basadas en deseos, sensaciones, sentimentalismos, ensoñaciones, o pruritos  con mejores o peores intenciones. Así pues, paso a detallar una serie de puntos:

1º.- La Constitución española constituye el conjunto de leyes más importantes de la nación ya que los españoles la aprobaron en reférendum en 1978: deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclamando su voluntad de:
Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular.
Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
Establecer una sociedad democrática avanzada, y
Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.

2º.- En el citado referéndum 15.706.058 españoles votaron “SÍ”, un 88,54% de los votantes.

3º.- En la región catalana, el porcentaje de “síes” fue mayor aún ya que 2.701.870 votaron afirmativamente y eso supuso el 90,4% de los votantes.

4º.- En aquél referéndum CiU (una reciente federación de los partidos CDC y UDC) promulgó el “sí”.

Pues bien, tras quedar claramente demostrada la vigencia y legalidad de esta Constitución, pasemos al detalle de alguno de sus artículos:

1º.- La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. (Art. 1. 2). Es decir, cualquier aspecto que afecte a la soberanía de la nación española (y la secesión de una parte de su territorio le afecta de forma palmaria) debe ser decidido (de la forma en que esté previsto en las leyes) por el pueblo español; TODO el pueblo español.

2º.- Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.
El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados. (Art. 92. 1-2).

3º.- El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:
(…)
32ª-Autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum. (Art. 149. 1)


Ahora bien, ¿esto es inamovible?, ¿no puede cambiarse si un político dirigente de alguna Comunidad Autónoma (por poner un ejemplo) lo quisiese?

Veamos:


Los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de cada una de las Cámaras.
Si no hubiera acuerdo entre ambas, se intentará obtenerlo mediante la creación de una Comisión de composición paritaria de Diputados y Senadores, que presentará un texto que será votado por el Congreso y el Senado.
De no lograrse la aprobación mediante el procedimiento del apartado anterior, y siempre que el texto hubiere obtenido el voto favorable de la mayoría absoluta del Senado, el Congreso, por mayoría de dos tercios, podrá aprobar la reforma.
Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación cuando así lo soliciten, dentro de los quince días siguientes a su aprobación, una décima parte de los miembros de cualquiera de las Cámaras.

Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título preliminar, al Capítulo II, Sección 1.ª, del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes.
Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.
Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación. (Arts. 167 y 168)


Y como yo soy un absoluto defensor del cumplimiento estricto de la ley porque es lo que diferencia, no una democracia de una dictadura, sino una sociedad civilizada de otra basada en la “ley de la selva”, le doy todo el derecho al Sr. Mas –que es a lo que iba, si CiU, como parece, gana las elecciones autonómicas- a pedir que Cataluña sea un “estado más de la Unión Europea” (no digo “independencia” porque es algo que el Sr. Mas parece ser que no se atreve ahora a nombrar explícitamente). Ahora bien, además de pedir autorización a la UE para que les deje ser miembro, que ésa es otra (yo también quisiera ser socio honorífico del Atleti y entrar gratis al palco todos los partidos), le doy los dos caminos:

1º.- O conseguir que el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados, convoque un referéndum nacional para que todos los españoles decidan si Cataluña debe ser un estado propio independiente de España.

Con esta opción podría tener alguna posibilidad de éxito; pues cada vez está consiguiendo tener mayores defensores de la independencia de Cataluña en el resto del territorio nacional.

2º.- O conseguir que se apruebe la posibilidad de que las CC.AA. puedan convocar referendos secesionistas, por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y tras la disolución inmediata de las Cortes que las Cámaras elegidas que éstas ratifiquen esa decisión y procedan al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.

Con esta otra opción apenas tendría ninguna posibilidad de lograr su objetivo; y no me refiero a que no consiguiera la reforma constitucional, pues conociendo el “maricomplejismo” del gobierno y la oposición en estos temas podría convencerles (como de la constitucionalidad del “estatut” al TC); sino a la imposibilidad de que si votaran sólo los catalanes en ese referéndum el “sí” saliera vencedor. Una cosa es jugar a la guerra independentista con pistolas de fogeo y esteladas y otra, muy diferente, con armas comerciales de verdad de bloqueo y aranceles –que les dice muy alto el “seny”-

Y, como diría Forrest Gump, esto es todo lo que tengo que decir sobre el asunto de la independencia de Cataluña.