sábado, 9 de octubre de 2010

Lecciones de oposición (V)


No creo que haya nadie que afirme que nuestra Constitución es perfecta; ni siquiera que diga que tiene pocos fallos. Todo español de buena fe sabe que el Título VIII es una rémora para el desarrollo de nuestra nación y que, entre otras cosas, la forma en que determina la elección de cargos judiciales impide la independencia de poderes necesaria para que exista una verdadera democracia.

Si bien, creo también que cualquiera podría afirmar sin temor a equivocarse que si verdaderamente se cumpliera, otro gallo nos cantaría y otro país verían nuestros hijos, más próspero y más libre.

Por eso, esta nueva lección de oposición quiero que se la dé a D. Mariano Rajoy el propio partido en el Gobierno; sí, el PSOE, el partido más nefasto para España en toda su historia desde que lo fundara Pablo Iglesias, pero que ahora mismo, puede darle una clara lección al PP. Tomen nota:

Si leemos el artículo 6 de nuestra Constitución veremos cómo ésta les exige a los partidos políticos que “su funcionamiento interno y su estructura sean democráticos”; y yo sólo entiendo la democracia, en principio, si existe aquello de una persona-un voto… es decir, un militante-un voto en este caso. No creo que sea muy difícil de entender ni que nadie esté en desacuerdo conmigo.

Pues bien, el domingo pasado tuvieron lugar en diferentes localidades del país lo que conocemos como “elecciones primarias” en el PSOE que les sirvieron para elegir a sus candidatos para las próximas elecciones municipales y autonómicas. En Madrid, Canarias, Murcia, Alicante, Guadalajara, Valencia y en algunos pueblos importantes como San Sebastián de los Reyes o Torrejón de Ardoz los militanes socialistas pudieron ejercer su derecho al voto como afiliados a un partido y ciudadanos libres. Sí… es cierto que salvo en Madrid ganaron los candidatos “oficiales” y que en muchos casos es más bien un paripé organizado por el “aparato del partido” para aparentar democracia interna; pero peor es no tener la decencia ni de disimular. Y, para más “inri”, la elección de Tomás Gómez ha servido para acallar algunas voces que vaticinaban un “pucherazo”.

Estamos de acuerdo, Sr. Rajoy, en que el funcionamiento del PSOE, con aquello de Alfonso Guerra de que “el que se mueva no sale en la foto”, se aleja bastante de lo que sería un verdadero modelo de democracia interna de un partido político como así exige (se lo recuerdo, D. Mariano, “exige”) la Constitución; pero se acerca mucho más que su sistema; aquél del Congreso a la “búlgara” de Valencia o aquella elección de la que en principio salió usted basada en el dedo demiúrgico de Aznar. Es una lección en toda regla la que le da el Partido Socialista… y le recuerdo, por último, que Zapatero (que un año antes no era nadie) salió de un congreso del PSOE en el que ganó por la mínima a Bono nadando contra la corriente oficial del partido. ¿No le suena eso a algo más de legitimidad que lo suyo?

Tome nota Sr. Rajoy porque si consiguiera la Presidencia de Gobierno tras las próximas elecciones generales deberá jurar o prometer “cumplir y hacer cumplir la Constitución” y nada mejor que empezar por su propia casa en Génova, 13.

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