martes, 12 de febrero de 2013

El deber de Rajoy




Tengo la costumbre de ir al cine con cierta frecuencia, es un arte que admiro y que me divierte y, aunque parezca una perogrullada, me gusta ver la película por la que he pagado y cuya entrada me han entregado en taquilla. Supongo que si algún día, después de acceder a la sala, no se pudiera proyectar la película elegida por mí y tuvieran que ofrecerme otra, aunque fuera de mayor calidad cinematográfica,  me darían la opción de abandonar la sala devolviéndome el importe pagado. Sería lo justo y tan de cajón, que no creo que nadie lo ponga en duda.

Pues bien, en el día de hoy nos dice nuestro Presidente de Gobierno que reconoce que no ha cumplido sus promesas electorales pero que ha cumplido con su deber…¡toma ya! No sé qué sustancia habrá ingerido D. Mariano para decir tamaña estupidez  sin ni siquiera sonrojarse, una tontería que supone componer la cuadratura del círculo del engaño político. Y es que, Sr. Rajoy, parece mentira que usted ignore, o quiera ignorar que el primer deber (y casi único, diría yo)  que tiene un político elegido por los ciudadanos es cumplir con su promesas electorales. Y si no puede o no quiere cumplirlas, y cree que es necesario proyectar otra película diferente a la que en su día prometió a los que le compraron la entrada introduciendo una papeleta en una urna, se les da la posibilidad de devolverles el dinero a los  que quieran salirse de la sala. Y eso, Sr. Presidente, consiste en convocar nuevas elecciones diciendo: “señores, este programa electoral por el que me han elegido no se puede cumplir, el que yo entiendo que se debe hacer es este otro por estos motivos… vuelvan ustedes a depositar la confianza en mí si lo estiman oportuno”.

Claro que entonces, quizás tendríamos un amago de sistema democrático y no un “trágala partitocrático”  como el que se ve que lucimos.

Y por si alguna persona de una nación desarrollada leyera este blog y no se creyera lo que digo, aquí dejo la prueba:





6 comentarios:

  1. Mariano se equivoca. Distingue entre promesas y deberes cuando para un gobernante las promesas deben ser cuasi sagradas porque si no, no es de recibo que se presente como candidato. Ergo, las promesas son deberes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es Emperador porque, como decía Curro en facebook hoy, si Rajoy dice que no ha cumplido con su promesas electorales pero ha cumplido con su deber, entonces su deber es incumplir lo prometido.

      Eliminar
  2. Hola Antonio

    En partitocracia no existe el engaño político. El PP/PSOE ya se presentan ( por su trayectoria, actos y declaraciones previas ) como sinvergüenzas, demagogos y populistas antes de comenzar a prometer lo que sea a los votantes y luego, fieles a sus condición de falsos, hacen lo que más les interese en cada momento.

    Mariano hizo promesas liberales, pero antes había explicado que el PP no es un partido liberal.

    Mariano hizo promesas con respecto al aborto y el matrimonio homosexual, pero antes ya explicó que el PP no es un partido conservador.

    Mariano hizo promesas en la lucha contra ETA, pero antes laminó a San Gil y asumió la falsa tregua etarra.

    Mariano hizo promesas sobre la unidad de España, pero antes colocó a la autonomista diferencial en Cataluña y fomentó la agresión lingüística en Galicia/Valencia/Baleares.


    Si haces tratos con un conocido ladrón y mentiroso, porque te ha dicho que no te iba a robar, y acabas robado. Has sufrido un robo, no un engaño.

    Si entras en la cueva de Alí Babá, porque te ha dicho que no te va a pasar nada, y sales en pelotas y apaleado, has sido víctima de un bandido, un tramposo y tu propia estupidez.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Impecable comentario, Pizarro. El problema está en que la base de la "partitocracia" está en seguir votando al ladrón porque, será un ladrón pero es MI ladrón. Y así, además, no sale el otro ladrón que es peor que el mío, que me roba menos... y ambos ladrones lo saben.

      Eliminar
    2. No, Antonio, los ciudadanos no queremos ladrones, ni propios ni ajenos.

      En partitocracia los ciudadanos creen que tienen que elegir entre ladrones o el caos, sin entender que los ladrones ya son el caos porque son miseria progresivamente mayor.

      Los ciudadanos debiéramos poder elegir entre políticos honrados o los actuales, pero esa elección sólo es posible en un estado liberal democrático, no en partitocracia.


      La cuestión fundamental es que nuestro sistema político nos lleva inexorablemente a la pobreza, la desunión y el caos. Es triste, es inevitable, pero es asumible. Ya hemos estado en el caos antes y por motivos similares.

      Suspiros de España.

      Eliminar
    3. Del mal el menos, decimos.

      - O nosotros o el caos, dijo aquel político de la portada de "Hermano Lobo"

      - ¡El caos, el caos!.- Gritó el pueblo

      - Da igual, también somos nosotros.- Respondió.

      Eliminar