Hoy, el Parlamento de Cataluña ha prohibido la celebración de las corridas de toros; no ya por impedir un supuesto "sufrimiento" animal como alegan (en ese caso hubieran prohibido también los "correbous") sino para intentar eliminar de esta región cualquier icono que crean que les pueda unir al resto de España.
Por este mismo motivo, estoy deseando que también prohíban el jamón bueno (por ser extremeño), el marisco bueno (por ser gallego), el gazpacho (por ser andaluz), la siesta y la tortilla de patatas…¡ellos se lo van a perder!
Lo curioso y preocupante para lo sociedad catalana es que, mientras esta secta política nacional-socialista les cerca cada vez más el redil con prohibiciones de todo tipo, ellos siguen durmiendo plácidamente:
Primero vinieron a por los niños que hablaban en castellano, pero yo no intervine porque mis hijos saben los dos idiomas.
Después fueron a por los que rotulaban tiendas en castellano, pero yo no hice nada porque no tengo negocio abierto al público.
Después fueron a por la COPE con el CAC y le quitaron las emisoras de Lérida y Tarragona, pero yo no hice nada porque me gusta más Onda Cero.
Después fueron a por los que les gustaba disfrutar con los triunfos de la Selección Española, pero a mí no me importó porque prefiero celebrarlos en casa.
Después fueron a por los taxistas porque llevaban una bandera de España durante el Mundial de Fútbol, pero a mí me dio igual porque viajo en metro.
Después fueron a por los que les gustaban los toros, pero a mí me dio igual porque prefiero ver las corridas por el Plus.
Después prohibirán el uso del castellano en el cine, teatro, música… pero me dará igual porque lo veré por mi cadena de pago.
Después prohibirán los libros que no estén escritos en catalán; pero me dará igual porque yo ya tengo una buena biblioteca en casa.
Después prohibirán el cine, teatro, música, libros, reuniones, opiniones,...que vayan en contra del espíritu del buen catalán (que marcarán los padres de la nueva patria catalana); pero no haré nada porque ya no estaré para esos líos.
Después vendrán a ponerme una mordaza en la boca y a atarme a una silla… pero ya no quedará nadie para ayudarme.
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